viernes, 31 de julio de 2009

Colectivo Artes y Letras

En febrero de 2007 dos amigos se reencontraron sin quererlo en la ciudad tinerfeña de La Laguna. Uno era Samir Delgado, el otro era yo. Era invierno, los charcos de la llovizna perpetua mojaban las suelas de mis zapatos. Lo vi venir de frente, el tiempo le había cambiado un poco, pero sus ojos agitados, vivos hasta un punto en el que es fácil afirmar que transmitían un mensaje de ágil acción, de acercamiento vital. Nos sentamos a tomar un café en un bar de esos que podemos catalogar, dentro de la cultura del cutrismo de barrio, como el peor al que he entrado. Dejé que él desarrollara sus entusiasmadas ideas sobre el activismo cultural y de cómo rearmar el asociacionismo en una sociedad dispersa e individualista. En aquel momento mi capacidad de rebatir la letra pequeña de sus discurso era manifiestamente remota, por lo que opté por una actitud nada confrontativa, asumiendo el esqueleto de su proyecto que me resultaba fresco y atractivo. Así se inició la andadura del Colectivo Artes y Letras. Luego las convocatorias de asambleas a las que acudían cuatro gatos, siendo enorme la dificultad para crear un grupo central de personas que trabajasen por un proyecto. Hasta hoy el Colectivo Artes y Letras ha organizado dos ediciones del encuentro internacional "las 3 orillas", oportunidad nunca antes vista en Canarias: tres escritores de tres continentes (África, América y Europa). Seguiré informando.

jueves, 30 de julio de 2009

La memoria selectiva

Del libro "cuando yo era otro", la memoria selectiva:

Chernóbil, gran cañón que disparó al aire

una gran hipoteca en forma millones de grados

de insecticida para seres humanos.

Sólo quedó algún hombre o alguna mujer

natural de Ucrania

comiendo el manjar de las manzanas radioactivas,

personas que de un segundo a otro despertaron

con el peso de la radiación en la garganta,

eso fue en abril de 1986 yo tenía 12 años y aún iba al colegio.

Berlín, el muro más antiguo, el telón que nos separó

como bestias de un ganado, siempre los buenos y los malos,

siempre en la prehistoria de la libertad y los argumentos,

siempre vi el muro

pero recuerdo especialmente la tarde de un viernes

ver en el primer canal de Televisión Española

a los alemanes pobres de aquel pedazo de país

que el viejo Honecker llamó democracia

cruzando el telón de acero con sus ojos enrojecidos por un llanto

que a ningún hombre, mujer y niño puede dejar indiferente,

eso fue en noviembre de 1989 y yo tenía 15 años.

Luego Madrid y los trenes con la orgía de cuerpos humanos

hechos piezas sueltas de un muñeco bajo el hierro ardiendo del terror,

eso fue en marzo de 2004 yo casi tenía 30 años pero antes

un bello archipiélago inaccesible, tres monstruos de traje y corbata

un domingo por la tarde y poco antes de la primavera, la muerte,

eso fue en marzo de 2003 y yo tenía 29 años.

Barcelona, un pebetero, un color en la cara

de la enorme masa humana que recuerda al tono lejano

y perdido de todo lo gratuito que hubo en la infancia,

en fin, un descanso,

eso fue en julio de 1992, la olimpiada y yo tenía 18 años y una novia inventada.

Mauritania, Marruecos… en fila india

imagino negros tristes y nerviosos

con los ahorros de toda una vida

en una patera,

esto está ocurriendo ahora,

marzo de 2006 y tengo casi 32 años.

Victor Yanes

miércoles, 29 de julio de 2009

Andrés Calamaro

Hoy me he levantado sensible y me ha venido a la cabeza una canción de Andrés Calamaro; ese que para mí es uno de los grandes, grandes. El tema musical es una dulce duda, una extensa línea de flotación entre el sí y el no. Perdonen queridos lectores mi licencia matutina. Feliz día

martes, 28 de julio de 2009

Agradecimientos

Supone para mí un enorme placer editar en formato blog lo que ya aperece en mi libro "Cuando yo era otro". Los agradecimientos como última estación de una obra literaria, representan no solamente un acto de gratitud, también el reconocimiento de la realidad externa de nuestras relaciones con los demás. Ellos de algún modo me ayudaron a publicar, a salir de mi cueva.

Agradecimientos

A mis padres y hermanos por guardar el secreto de mi vocación poética.

A Aida, amor reciente en el largo camino de la vida; a ti, por tu voluntad indestructible para conocerte a ti misma y de la que tanto aprendo, a ti que eres el día a día de los grandes proyectos.

A Javier, por su habilidad conversadora, siempre dispuesta a unir humor e inteligencia; a ti, por tu corazón, tu valiosa sencillez, por tu amistad única, porque me recuerdas siempre a algún poema de Gil de Biedma.

A Dani Olivera por haberme acompañado en las noches del debut oral de nuestros versos.

A Rubens, padrino con disnea, acelerador de los sueños y proyectos, hermano del todo es posible, gran amigo, luchador optimista.

A César Gil por su afecto y apoyo, por recitar mis poemas en las madrugadas de Radio Nacional de España, porque gracias él, insomnes cultos o iletrados me escucharon. Un abrazo duradero, amigo.

A Ezequiel Pérez Plasencia, por darme su decenio del cronopio, sus hospitales, su amistad, por abrir los oídos a la poesía joven; a ti, Ezequiel, donde quieras que estés.

A las muchachas que dejé atrás porque el amor tranquilo llegó, a ellas, que estuvieron dentro de mi universo de hedonismo imposible, con cariño a ellas, siempre en mi recuerdo.

A Pepe Juan, escritor, profesor, crítico.

A Ángel Vizcaya (librería del Cabildo), soñador inquieto de la cultura.

A Juan Gómez Jerez, a Samir Delgado, a Ernesto Rodríguez Abad, a Alejandro Suárez,

a Jaime y a Rosi.

A Rafa Medina, a Alicia Mújica e Israel Brenes, por los años compartidos de insumisión.

A mis abuelos, a la niñez de Santa Cruz y Los Realejos.

A Gabriel Celaya, a Blas de Otero a Gil de Biedma, a José Agustín Goytisolo, a Mario Benedetti, a Millares Sall, a Gutiérrez Albelo, a Ernesto Sábato, a Albert Camus, a Krisnamurti a Kirmen Uribe, a Manolo Padorno, a Elder Silva y a los que vendrán.

Al Surrealismo, a Canarias, al apetito de vanguardia.

A los que luchan y dan su tiempo por un mundo más justo.

domingo, 26 de julio de 2009

Carmen Martín Gaite

Hoy me he acordado de ella, leyendo un texto suyo que formó parte de una compilación para el libro de Anthony Percival Escritores ante el espejo.

Escritores ante el espejo

Tumbado en la blanda superficie de arena de una playa del sur de Tenerife, comienzo la lectura de un libro raro: Escritores ante el espejo, estudio de la creatividad literaria. Lo encontré en las estanterías de la biblioteca pública de mi ciudad. Sinceramente, estaba buscando bibliografía relativa a experiencias de escritores que se han preguntado alguna vez o varias o bastantes veces ¿por qué o para quién escriben?

Decía Jaime Gil de Biedma que él escribía para unos cuantos amigos, para fastidiar a alguien o para unos cuantos poetas anteriores que admiraba. No me lo creo, suena a respuesta evasiva, a desmotivación de personaje hasta el aburrimiento entrevistado. Hay algo más, lo doy por hecho. No digo que los escritores tengamos obligatoriamente que haber vivido vidas tremendas y dramáticas pero la existencia del poeta que he puesto de ejemplo anteriormente (Jaime Gil de Biedma) no fue precisamente muy alegre. Además, la semilla inicial de la creatividad es, con mucha más frecuencia de la que se cree, el acto de abrir la tumba de los dramas particulares de cada autor, luego está la literatura de evasión de la que por supuesto también participo como lector desapegado. Precisamente, en el libro que me he llevado a la playa estos días, me deleito con un fragmento testimonial de Carmen Martín Gaite (página 142) en el que enfatiza, quizá, con un poco de amargura, que le hubiese gustado llevar un diario paralelo de las sensaciones, los altibajos de los estados anímicos y las distintas emociones que en ella florecían mientras atravesaba la aventura de componer sus obras literarias. El estudio de la creatividad literaria, tal vez haya sido considerado un tema menor y de orden secundario. Responder pues a la pregunta ¿para quién o por qué se escribe? Será una manera de eludir el automatismo creativo y el síndrome del folio en blanco.

jueves, 23 de julio de 2009

PRESENTACIÓN DE "CUANDO YO ERA OTRO" DE VICTOR YANES

Presentación de mi primer poemario "Cuando yo era otro". Una noche de las que recordaré por muchos años. Allí estaban mis mejores amigos, convocados por mí, en una especie de auto-homenaje (modestia a un lado, que a veces estorba). Me presentó, con la lectura de un prólogo sonrojante por el tamaño de la crítica solidaria y halagadora con argumentos, José María Lizundia. También se dieron cita mis padres, hermanos, mi compañera y demás amistades o conocidos. La librería del Cabildo estaba llena, a rebosar, los ojos atentos en el patio de butacas y en el pequeño anfiteatro, al que se accede curiosamente por una escalera de caracol.

El libro que tienes entre tus manos, habla con voz propia de las identidades de los seres humanos, del asombroso parecido que tienen las personas, unas en relación con las otras. Vivimos en una especie de empatía soterrada, de solidaridad invisible.

El libro que tienes entre tus manos, habla de la necesidad de ir más allá de los escenarios previstos por el orden establecido: la familia, el trabajo, las relaciones con los demás…

La responsabilidad de ser, de existir, es una decidida toma de conciencia; una expresión de edificante rebeldía, de lúcido discernimiento, para que nadie, con su moralista voz en off, minimice el valor de tu conciencia, para que el dolor del pasado no te corte las alas.

El libro que tienes entre tus manos y que lleva por título cuando yo era otro, habla con voz propia para evitar la afonía del desánimo y la congelación del deseo de soñar con lo posible, arrastrando los disonantes sonidos pretéritos y la abundancia colorista del día a día.

VÍCTOR YANES, Tenerife Junio de 2007.