Vaya manera más absurda y patológica vincular el proceso de limpieza interior con la necesidad de martirizar y agredir el propio cuerpo. Yo menos la envidia, ¡ja!, practico todos los pecados capitales. Aunque como el término pecado tiene mucho que ver con la culpa, lo cambiaré por dos palabras como son pasiones y demonios y yo con mis demonios cada día me llevo mejor. No seamos hipócritas, nuestros demonios internos también no han hecho vivir momentos francamente memorables.