He aquí al más elevado representante de la metrosexualidad y otras sacrosantas reliquias ornamentales de la nueva masculinidad. Ante ustedes al delegado de Dios en la tierra; llámenlo dólar, llámenlo euro, llámenlo yen japonés o llámenlo libra esterlina, llámenlo rico multimillonario, mago del balón, engreído muchachito, llámenlo Cristiano Ronaldo. El dinero embellece, tristemente, el lejano espíritu de la humildad de éste cachas musculado, que abandonó entre lágrimas, el raquítico hogar de su Funchal natal cuando era un adolescente, uno más.
Ahora han matriculado al Ferrari. Ahora los popes de ese periodismo que convierte el fútbol en un negocio de polémicas mal servidas lo llaman CR9 y él, que seguramente nunca tuvo más iluminación que su propia inercia de triunfador, se deja querer. La fama es, a veces, un embaucador juego de amores correspondidos. Si pruebas a escribir en el Google su nombre te encontrarás la friolera cifra de 20.400.000 búsquedas.
2 comentarios:
que maravilla que todos hagan leña del árbol caído .lastima o insulto pero bueno nadie sabe para quien trabaja
de árbol caído nada, está en la flor de la vida de su carrera, está en la cresta de la ola. Es un personaje público más y por lo tanto susceptible de crítica
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