Hollywood nos ha metido otra vez un gol. No conozco todavía a nadie que no se haya dejado arrastrar, aunque sea un poco, por la ilusión óptica de los personajes de ficción. Obama es un gran muñeco con personalidad propia, que se quedó en el filo de su propia poesía de política pro-activa en derechos sociales y detrás de un eslogan muy yanqui que anima a hacer realidad los sueños dorados de la clase media, esto ya lo habían prometido venerados iconos del partido demócrata, que destilaban a cada paso que daban, magnetismo personal y brillante oratoria (véase a Kennedy o a su hermano Bobby, por poner un ejemplo).
La relación desproporcionada entre la imagen mesiánica que proyecta Obama y la resolución tibia de los conflictos es propia de la duermevela de los paraísos idílicos, o dicho de otro modo: "yo quise ser lo que finalmente no he podido ser" o paradigma de la fábrica Hollywood S.A: placer efímero ante la efervescencia popular, ofertar sueños u otros planetas paralelos e irreales.
3 comentarios:
Algo de cierto hay en lo que dices, pero aún así, yo quiero seguir confiando en que él es diferente, seguramente porque, por desgracia, la política de EEUU es la que guía la del resto del planeta y por eso quiero pensar que estamos en manos de alguien más cuerdo y, sobre todo, más humano.
Bueno, yo creo que empiezan queriendo hacer bien, todo el mundo sueña, aunque sea por un momento, por crear un mundo mejor. Pero ser político, no creo que sea fácil, muchos obstáculos y barreras en el camino, que dificultan un progreso, al final uno se cansa de luchar contra los malos y se une al bando contrario, eso es lo que pasa en este mundo. Que valientes hay muy pocos y los cobardes abundan,ganan en número y en dinero.
Absolutamente de acuerdo contigo, saludos
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