jueves, 19 de marzo de 2009
Diez años sin José Agustín
Conocí a José Agustín Goytisolo el día de su muerte, hace hoy, justamente, diez años. Nacido ocho años antes de que estallara la Guerra Civil Española, perdió a su madre en 1938, durante un bombardeo franquista sobre Barcelona, su ciudad natal. Compañero generacional de José Ángel Valente, Jaime Gil de Biedma y Carlos Barral, ganador del premio Adonais en 1954, destacado autor de obras como ; El retorno, Años decisivos, Bajo tolerancia, por citar solamente algunos de sus títulos.
El diario El País editó, el día después de muerte (José Agustín Goytisolo se suicidó el 19 de marzo de 1999 arrojándose a la calle desde el balcón de su casa), una semblanza del malogrado poeta y junto a la correspondiente secuencia fotográfica que ilustraba un texto breve sobre su vida, el poema Palabras para Julia. Lo leí y me quedé de una pieza. Yo era solamente un muchacho de 24 años, desubicado, agitado, con todo el poder de mi propia ansiedad para expresar, a través de la escritura, lo que le ocurría diariamente a mi dañada condición de ser humano. Todo lo que decían los versos de Palabras para Julia eran las razones desesperadas de mi esperanza. Una esperanza y un optimismo que José Agustín pintaba desde la sobriedad de cierta alegría existencial al cabo de los años.
Palabras para Julia, supuso para mí, el redescubrimiento de una poesía que considero de tono abiertamente comunicativa, necesaria, urgente, de enorme solidez vivencial.
Un poeta me llevó a otro, pronto encontré a mis admirados Jaime Gil de Biedma y Carlos Barral en las estanterías de la biblioteca pública de mi ciudad y fue entonces cuando todo ese mundo aparte; repleto de noches sin dormir, de alcoholismo noctámbulo, de toda la infinita tristeza de las drogas se convirtió en inolvidables poemas. Poemas nacidos del exceso de vida, que entraron definitivamente en mi sensibilidad y en mi gusto por la poesía con vísceras. Feliz homenaje a José Agustín Goytisolo el día de su muerte, diez años después.
1 comentario:
Precioso el texto y el maravilloso video del maestro Paco Ibañez
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