adorando el tacón roto de la casi infantil Andrea
posiblemente ahora no estaría aquí, escribiendo poesía.
Si nunca hubiese descubierto al buen amigo que me ha hecho
a ratos la vida imposible. Si nunca hubiese escrito
estaría un poco más loco, tendría una vanidad esquelética
o sería feliz sin letras, sin juego de versos, no lo sé.
Si escribo es por todas esas historias de la infancia miedosa
por todas esas montañas de culpa adolescente,
por toda esa posesión de amor truncado.
Si nunca hubiesen existido mis padres tal cual son ahora
tal cual fueron como yo los recuerdo con la memoria relativa
de las cosas que hoy ya me parecen demasiado viejas.
Si no hubiese existido 1993, 1991, 1992, 1995, 1981, 1974,
si no hubiese encontrado a Rubens, a Javier,
a tanta gente que vino prometiendo futuro y estuvo simplemente de paso.
Si escribo, no lo dudes, es porque tuve y tengo de vez en cuando
mi corazón palpitando en la cuneta, porque tengo muchas ganas de vivir
aunque mi tristeza como un gran telón infame
cubra con natural indecencia el valor de mi cara,
el valor de mi incondicional amor a la vida,
el valor de la hospitalaria frase que te digo para que no te vayas,
el valor de todo lo que soy y he sido bajo la sombra
y el potente sol de primavera.
Si escribo es por una historia de desamor muy larga,
porque vale la pena contarte en qué momento nací para los versos
y dejé de ser aquel chico gamberro que te amó
sin haber leído ni un solo verso de Pablo Neruda.
1 comentario:
Victor, sin duda este es uno de tus poemas más hermosos.
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