jueves, 7 de mayo de 2009

Intimas oscuridades

De mi libro "Cuando yo era otro", un poema escrito en septiembre de 2005

Buscar la muerte con un cigarrillo en la boca,

las sábanas blancas de la convalecencia,

todos los días tengo veinte años

y un miedo hecho de cristales y litros de cerveza.

El hígado es la campana del campanario del pesimismo,

es el órgano, la pila del reloj del tiempo

que me recuerda que soy y seré

el hijo, el hijo siempre de alguien.

Pero hay un norte de agua limpia

en el mar de Túnez

donde nunca hace frío;

pero tengo una esperanza, una sola esperanza irrompible

porque en el museo de los horrores

relojes de pulsera cuelgan de las paredes.

Hay un montón de lobos sin amor

sin nada que hacer, desocupados.

Pero hay un parque próximo a tu hogar

y un televisor que emite luz celeste sobre

nuestra memoria infantil de los años setenta.

Hay un folio en blanco que anticipa un aluvión

de optimismo, un libro de Ángel González

como un catecismo del desarraigo;

hay una conversión siempre pendiente con un amigo

que bebe vino y le gusta comer en restaurantes

donde las cocinas están abiertas al público

y los camareros nunca rompen un plato.

Pero hay un paraíso tangible en las piedras con musgo de las playas

y un hombre pesca solitario a las diez de la mañana

y veo una isla pequeña ante mis ojos y dos o tres niños suecos

que descubren el sol picante en el sur de Europa.

Pero hay a un territorio inabarcable

sembrado de interrogaciones

y un potente anhelo por vivir

a pesar de todo.

No hay comentarios: